Raymundo Jiménez
* EDGAR MAYO: ¡EL AVIÓN, EL AVIÓN!
Un área estratégica del Gobierno del Estado –por la seguridad que debe garantizar en el transporte aéreo del jefe del Poder Ejecutivo y sus funcionarios–, es el aeropuerto oficial de El Lencero, cuya administración en los dos últimos sexenios no quedó exenta de los actos de corrupción, pues se sabe que al menos uno de sus extitulares se hizo inmensamente rico, dueño de una flotilla de aeronaves y de una plaza comercial en la ciudad de Cuernavaca, donde presuntamente ahora es protegido del gobernador perredista del estado de Morelos, Graco Ramírez Abreu.
Esta aparente omisión del régimen del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares –quien no baja la guardia en su lucha legal contra el exgobernador Javier Duarte y sus cómplices que saquearon el erario estatal, incluidas su amante Xóchitl Tress, su esposa Karime Macías y los familiares de ésta– ha hecho voltear hacia el capitán Edgar Mayo Rivera, flamante director general de Aeronáutica Civil del Gobierno del Estado, el cual se habría convertido en la tapadera de altos vuelos de la corrupción imperante en el aeropuerto El Lencero.
Y es que, rodeado de excolaboradores del exgobernador Fidel Herrera Beltrán, como el capitán Alberto Mendoza Jiménez, subdirector de Ingeniería de la misma Dirección General de Aeronáutica y quien fuera piloto personal del exmandatario de la Fidelidad y que además colaboró también con Duarte de Ochoa, Mayo Rivera no ha denunciado las transas que han sumido a El Lencero en una verdadera cloaca.
Eso sí, según comentan muy en privado sus subalternos, el titular de Aeronáutica Civil, quien de piloto del Gobierno del Estado –es decir de Javier Duarte y su banda– y de los dueños del más famoso café del Puerto de Veracruz saltó a funcionario público y administrador, perdió el piso en cuanto asumió este cargo y se mareó a las primeras de cambio a pesar de estar acostumbrado a andar siempre en las nubes.
Sin embargo, hasta ahora, a más de ocho meses de iniciado el llamado “gobierno del cambio”, Edgar Mayo no ha denunciado las corruptelas en El Lencero, en donde se habría llegado al extremo de desaparecer un helicóptero donado por PEMEX y se “compró” en millones de pesos un tanque de almacenamiento para turbosina que también fue obsequiado por la misma empresa paraestatal, además de otros presumibles fraudes y desvíos que debe conocer muy bien porque no es nuevo en esos menesteres.
Obviamente, lo que sus detractores se preguntan es si su silencio cómplice se deberá a que también fue salpicado por la misma corrupción.
Lo que tiene sorprendidos también hasta a los mismos yunistas es la confianza que el mandatario estatal del PAN ha depositado en Edgar Mayo, incondicional de Ángel Fernández, el dueño del famoso café La Parroquia, considerado un duartista de hueso colorado y muy allegado en el pasado a la familia Herrera Borunda.
Quienes trataron a Mayo antes de diciembre de 2016, dicen no reconocer al nuevo director de Aeronáutica Civil. Están decepcionados por su trato déspota. Sus subordinados, que lo deben soportar, lo definen como un auténtico sátrapa que goza humillando a quienes lo rodean. El clásico funcionario menor que de pronto recibe más poder y quiere demostrarlo maltratando a sus subalternos, mientras que servilmente se empina ante sus superiores.
Un caso más que hace dudar del cambio anunciado por la actual administración.
¿A poco Yunes Linares y su secretario de Gobierno, Rogelio Franco –de quien administrativamente depende ahora la Dirección de Aeronáutica Civil–, no se han dado cuenta que duermen con el enemigo?
DE YUNES EN YUNES
Dos años antes de la sucesión gubernamental de 2016, Pedro Manterola Sáinz se unió al equipo del senador priista Pepe Yunes Zorrilla como operador político en la región de Martínez de la Torre.
Pero, poco tiempo después, dejó al legislador nativo de Perote para sumarse al proyecto del otro senador del PRI y aspirante a la gubernatura, Héctor Yunes Landa.
Manterola se alejó de Yunes Zorrilla sentido porque el senador no le consiguió chamba en el gobierno del estado ni en la Federación como supuestamente se lo habría prometido. Pero localmente Pepe siempre evitó hacer compromisos de este tipo con Duarte, y, en el caso de las delegaciones federales, todas debían pasar por el filtro de la Secretaría de Gobernación, donde los intereses políticos chocaban con el bloque de amigos de Yunes Zorrilla que hasta la fecha lidera Luis Videgaray, primero titular de la Secretaría de Hacienda y actualmente canciller, quien acaba de autodescartarse para la candidatura presidencial de 2018.
Pero Manterola tampoco duró mucho con Yunes Landa, pues antes de que el senador priista de Soledad de Doblado fuera ungido oficialmente como precandidato a gobernador, Pedro se fue con Miguel Ángel Yunes Linares junto con su hermana María Elisa, quien fue postulada a la diputación local por la alianza PAN-PRD.
El panista les pagó muy bien: a ella –pese a no tener la experiencia legislativa ni el oficio político que otros de sus camaradas y compañeros de bancada– la promovió como presidenta de la mesa directiva de la LXIV Legislatura del estado, y a él lo hizo subsecretario de Gobierno.
“Pedro fue siempre un idealista y un soñador, fue siempre firme a sus creencias y convicciones, con una voz crítica y siempre contra corriente”, lo definió su hermana Mariely en el homenaje de cuerpo presente que este lunes encabezó el gobernador Yunes en Martínez de la Torre, donde a unas cuadras de distancia fue asesinada una ginecóloga.
Quizá eso fue lo que rompió su corazón: formar parte de un gobierno que hasta ahora no ha cumplido con las expectativas de cambio y de mejoría para el estado, y en el que tampoco el mandatario panista admite críticas.