Luis Humberto
El cinismo
El cinismo es una forma de pensamiento y un estilo de vida que ya existía en los tiempos antiguos de los griegos. Como su principal precursor está Diógenes Laercio (También conocido como el Habitante del Tonel, porque solía dormir dentro de un barril). Este tipo de pensamiento consistía en quitar todos los prejuicios morales, intelectuales y costumbres que la sociedad había establecido, procurando vivir una vida que estuviera relacionada más con la naturaleza que con la sociedad.
Los cínicos eran personas que no tenían vergüenza de nada; por ejemplo, pensaban que lo natural en el hombre no era traer vestido alguno, sino andar desnudos. El sexo era natural por lo cual se debía hacer con quien fuere y donde fuere, incluso en la vía pública a la luz del sol. Las situaciones existenciales como los problemas o los contratiempos de la vida debían tomarse despreocupadamente, sin poner empeño en arreglarlos porque naturalmente se arreglarían solos. Algunas de estas ideas han trascendido el tiempo y el espacio hasta nuestros días, de tal forma que con mucha frecuencia nos encontramos a personas que realmente son cínicas, y lo son, como cualidad fundamental; es decir, en todo se comportan así, y de esa forma se relacionan con los demás. Son los clásicos despreocupados del grupo de amigos, los que les da igual pelear que no pelear, ir o venir, desvergonzados al hablar de sus acciones y hasta un poco vulgares. Esta actitud de cinismo en unos es más que en otros, porque la mayoría de nosotros aunque sea por una vez en la vida, nos hemos comportado de esta forma. Actualmente calificamos de cínicas a personas con desvergüenza en el mentir o que no sienten vergüenza al defender y practicar acciones o doctrinas (formas de pensamiento) vituperables. Personas impúdicas, es decir, sin pudor ni recato; obscenas y descaradas. Cualquier persona puede identificar a este tipo de individuos con tan sólo tratarlos por algún tiempo. Este tipo de gente generalmente es repudiada y rechazada en cualquier estrato social, puesto que además son fantasiosos y sonadores que muchas veces llegan a convencer a gente de débil carácter, o a personas de bajo nivel cultural o preparación académica, generalmente a adolescentes. La ignorancia es su principal víctima.
Cuide a su familia y cuídese usted mismo. No se deje embaucar o engañar nunca por este tipo de gente que prolifera hoy cada día más en la vida, debido a demasiados factores sociales, culturales y económicos. Pues cuando el cinismo se combina con individuos que además son charlatanes y embaucadores se padecen fraudes y engaños de los más ingeniosos que dejan un mal sabor de boca y un vacío en su bolsillo. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.