Luis Humberto
La tenacidad
Cuando una persona es obstinada, es decir perseverante y tenaz, y se apega a un propósito específico es muy difícil de hacer que desista de ello; entonces pueden suceder dos cosas. Una, es que puede lograr con éxito cualquier tarea que emprenda, cualquier meta que se proponga. Y la otra, es que desatine en casi todo debido a la inteligencia que posee y que se convierte en soberana estupidez cuando crea poder en lo que no se puede.
Gabriel García Márquez en su novela “Cien años de soledad”, ficción que lo consagró como uno de los mejores escritores del siglo XX, nos narra en tono épico y con una fabulosa mezcla de realismo, leyenda y sueño, la historia de la aldea de Macondo y de sus fundadores, la familia Buendía. Pueblo y personajes que acaban sepultados y destruidos por las guerras y el progreso a lo largo de cien años. José Arcadio Buendía, el líder moral de la aldea de Macondo, un personaje descrito como corpulento y tenaz, era además terco pero ignorante. Con el sólo ingrediente de la ignorancia bastó para que desperdiciara muchos años de su vida, empecinado en emplear objetos para uso específico, como la lupa y el imán, que cuando los conoció, quiso utilizarlos para fines diametralmente opuestos para lo que fueron hechos. Como la lupa, que cuando supo que se podía encender una hoguera de hojarasca con el efecto que producen los rayos solares al atravesar el lente de la que está provista, dedico varios años a escribir manuales enteros de tácticas de guerra solar empleando este artefacto; además José Arcadio Buendía, envió sus escritos al gobierno e impacientemente esperó otros tantos años más, una respuesta que nunca llegó.
La tenacidad, la perseverancia y la constancia son cualidades que mantienen la gracia en una persona para lograr sus propósitos muriendo por ellos. Esto no resulta negativo del todo y no hay nada malo en ello pero hay que tener mucho cuidado. “Todos los extremos son malos” versa una conocidísima frase popular. Debemos contribuir al desarrollo de proyectos propios y ajenos con mucha tenacidad, constancia y esfuerzo, perseverando en sus resultados pero totalmente alejados de la ignorancia que también conlleva a no escuchar opiniones valiosas. Siempre es bueno preguntar, o consultar algún libro, cuando no se sabe escuchar y evaluar la información que leamos o se nos diga. Así, nos tardaremos un poco más pero conoceremos las opiniones de otras personas (o autores cuando de la consulta de algún libro se trate), que aportarán a nuestros proyectos nuevos matices y perspectivas que los culminarán con mejores resultados. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.