Luis Humberto
Liderazgo
“Con ustedes acudiría hasta el fin del mundo”, dijo Bonaparte a sus tropas la mañana antes de la batalla de Austerlistz, y ellos le contestaron “contigo acudiríamos hasta el fin del mundo”; horas después Napoleón había vencido al Ejército Austriaco y Francia se consolidó como principal potencia militar en Europa.
El liderazgo es la cualidad de un hombre, que muchas veces es innata, o bien la adquiere a través de su existencia. Es un proceso que debe ser explotado y perfeccionado por todo ser viviente que tiene responsabilidad de personal a sus órdenes tanto en el ámbito civil, como en el militar; esta característica reúne algunos de los siguientes aspectos: Integridad, autoridad decisiva, lealtad, entusiasmo, tacto y justicia, entre otros. De manera general se entiende por integridad, la fuerte sensibilidad de amor propio, dignidad, auto respeto y orgullo; ésta puede ser resumida en veracidad y honestidad. Por autoridad decisiva se entiende la capacidad de tomar decisiones rápidas, bien fundamentadas y expresadas con claridad y energía; un líder debe tener la capacidad de tomar decisiones que muchas veces serán crueles, sin embargo, cuando se tiene que premiar algún aspecto bueno de un empleado, siempre se debe dar el reconocimiento que merece; así también cuando por ejemplo, el dueño de un negocio se da cuenta que su empleado le roba dinero o artículos, deberá de actuar con firmeza y sin ninguna consideración ya que cada quien es responsable de sus propios actos. La lealtad es la fidelidad para con la empresa, empleados, jefes, la familia y consigo mismo, lo cual será un ejemplo para los que lo rodean y tratarán de imitar su actuación. Tacto, es la capacidad de poder tratar con todas las personas, haciéndose respetar y creando armonía en su ambiente de trabajo, así como consideraciones mutuas. El hombre debe siempre buscar ser líder, en su trabajo, en su hogar, en sus actividades. Históricamente se tienen varios ejemplos de liderazgo como el siguiente: En enero de 1915, el ejército alemán se preparaba para atacar la línea francesa en Verdun, al mando de dicho ejército se encontraba un general que sólo tenía el grado para mandar hombres, pero no tenía ninguna de las características antes mencionadas, por el contrario, se trataba de una persona que no se preocupaba por sus hombres; si comían, si dormían, si tenían municiones, etc., y carecía del aprecio de su ejercito, inclusive se dice que le provocaba risa ver como sus hombres temblaban de frío en las heladas trincheras. Por otro lado, el ejército francés contaba con su comandante que era respetado por su personal y además querido, en muchas ocasiones se les vio tomando vino y té en medio de las arcillosas trincheras, estando en el mismo lugar que sus hombres y sufriendo lo que sufría el más modesto soldado de infantería; se preocupaba de darles alimentos calientes, vino, descansos, y premiaba los actos de valor. Cuando llegó el momento de la verdad, más de 60 mil alemanes atacaron su posición y él se defendió con sus hombres. Después de más de 2 meses de combates y de muerte, los alemanes desmoralizados se retiraron del campo de batalla y los franceses permanecieron con el control de Verdun; aquél comandante que se preocupó por sus hombres ganó la batalla y tuvo el tacto y la capacidad de hacer que miles de hombres fueran a morir por él, al contrario de su enemigo quien envió a la muerte a miles de alemanes de manera brutal e inmisericorde. En fin, el líder debe ser capaz de convencer y hacer que sus hombres realicen lo que él desea que realicen.
Cada uno de nosotros debemos buscar ser un buen líder en todos los aspectos de nuestra vida, con nuestra familia, en el trabajo, en el trato con la gente, etc., para que las personas que tenemos el gusto de liderar, manifiesten algún día la buena dirección y tacto que tuvimos para con ellos. También recordemos que mandará mejor quien mejor sepa obedecer. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.