24 de Noviembre de 2024
 

Panoramas de Reflexión

Luis Humberto

 

 

Los detalles.

 

            Que importante son en la vida las satisfacciones. Las satisfacciones que nos ofrece el trabajo, la familia, la escuela, los vecinos y los pequeños detalles que los demás tienen para con nosotros como un regalo, una sonrisa o un simple saludo, son hermosas pero sólo cuando hacemos bien las cosas. La vida está llena de satisfacciones que se forjan precisamente con los detalles. Esos rasgos de cortesía, amabilidad o afecto que nuestros semejantes tienen para con nosotros, cuando correspondemos a sus expectativas.

 

            Si al trabajo nos referimos; y desde que nos levantamos ya estamos pensando en las tareas del día, en la culminación de un proyecto, en como vamos a enfrentar nuestras labores cotidianas y aquellas que no lo son. El esfuerzo diario que empeñamos en el trabajo nos va llenando de satisfacciones con pequeños detalles de nuestro jefe, de nuestros compañeros, de nuestros clientes, de nuestros empleados o subordinados al reconocer nuestro esfuerzo y dedicación transmitiéndonos energía pura cuando las cosas salen bien. Lo mismo sucede en la familia. Cuando todo marcha bien, nuestra casa está llena de armonía, las rutinas diarias se suceden con agrado y con alegría; recibimos aliento de nuestros padres, hermanos, hijos o nietos. En una palabra, somos felices, estamos alegres y llenos de satisfacción. En la escuela las cosas son muy parecidas al trabajo, de hecho, la escuela es un ensayo de lo que será nuestra vida laboral. Cuando estudiamos lo necesario para aprobar todas nuestras materias con calificaciones excelentes, al final se nos reconoce con diplomas, becas, menciones honoríficas, el cariño y admiración de nuestros maestros, y muchos detalles más. Como estudiantes, nuestro trabajo es obtener calificaciones sobresalientes. Calificaciones para pasar las materias; es decir, con seis o siete y no más, es equivalente a un trabajo mediocre, con un desempeño deficiente que redunda en la calidad de los bienes o servicios que produzcamos. Nuestro salario como estudiantes es el sustento que nos brindan nuestros padres que son los que pagan nuestros estudios; son nuestros patrones y están obligados por ley a dárnoslo, pero nuestra principal obligación es precisamente corresponder al derecho que tenemos a ser educados, y si ese estudio es excelente, se nos reconoce en casa adicionalmente a lo que ya tenemos, con vacaciones, ropa, juguetes, que se yo, además de pequeños detalles que nos motivan a seguir cumpliendo. Pero sólo si cumplimos con esfuerzo, dedicación y óptimos resultados. Nuestros vecinos son parte importante de nuestra vida en casa. Cuando convivimos en armonía con nuestros vecinos, quizá sin profundizar demasiado en la relación que tengamos con ellos, pero interactuando siempre amablemente en el trato casual y espontáneo que forzosamente se manifiesta, puesto que los vemos casi a diario, recibimos entonces atenciones que nos llenan de satisfacciones y detalles. Una receta de cocina que se comparte, un trasto o una herramienta que te prestan. Nunca sabemos cuando vamos a necesitar apoyo de ellos o cuando ellos van a necesitar de nuestro apoyo. Seamos atentos con ellos siempre. Una sonrisa o un simple saludo al encontrarlos es suficiente para hacerles saber que estamos con ellos en las buenas y en las malas, además de ser un bello detalle.

 

            Ser amables, atentos con la gente que nos rodea no nos cuesta nada, al contrario, nos brinda tranquilidad, afecto, apoyo y satisfacciones que se convierten en un bonito detalle. Sentirnos superiores a los demás nos vuelve discriminantes al dar un trato de inferioridad a nuestros semejantes, y esto a la vez, nos genera resentimientos, antipatías y aversiones que nos convierten en seres rechazados, repugnantes y odiados por la colectividad. En pocas palabras, se nos cierran las puertas, o provocamos con nuestra actitud que nos las sierren. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.



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