Miriam Lagunes Marín / El 30 de agosto se conmemora el día internacional de las víctimas de desaparición forzada, esto en un intento de visibilizar dicha problemática que afecta de manera global (trasciende los países y contextos particulares de los individuos) y exigir a los gobiernos correspondientes mayores esfuerzo para su erradicación; la desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad caracterizado por la privación de la libertad de una persona, en muchas ocasiones culmina en asesinato y hay de por medio tortura, es también una estrategia para infundir terror en la población, ha sido utilizada durante los periodos de dictaduras en varios países, prolonga el sufrimiento de los familiares al no saber el paradero de sus seres queridos ni cuál ha sido su destino, por desgracia nuestro país es una práctica común.
En México las cifras oficiales nos hablan de 61 637 personas desaparecidas, estos números se exponencían a partir del 2006, tan solo en el primer año de gobierno de Lopez Obrador hay registro de 5 184 casos de desaparición forzada, casi la mitad de ellas relacionadas con instituciones como la policía o el ejército, otras más con el crimen organizado, a pesar de ser un fenómenos ampliamente documentado y que existen decenas de colectivos de familiares de personas de desaparecidos en todo el país aún no vemos medidas contundentes para erradicarla, quienes pasan por el martirio de denunciar y dar seguimiento a una desaparición forzada nos hablan de la falta de acción por parte de las autoridades correspondientes y que a pesar de que existen leyes específicas para castigarla casi siempre resultan en letra muerta.
La mayoría de los seguimientos de casos de desaparición forzada se ven plagados de irregularidades, como ejemplo podemos tomar el de Angélica Landa, mujer jalapeña que fue privada de su libertad por un comando armado en Puebla a principios de este año, su familia en múltiples ocasiones señaló las omisiones de las fiscalías de ambos Estados, la falta de apoyo por parte de la policía municipal, las dilaciones en las diligencias pertinentes y los malos tratos por parte de quienes deberían de darles respuestas, hace un mes se reportó el hallazgo de un cuerpo que llevaba la misma ropa de Angie el día de su desaparición, hasta ahora realizaron las pruebas de ADN correspondientes, el 31 de agosto, un día después de marchar junto con los demás colectivos que buscan a sus seres queridos, les notificaron que los exámenes concluían que los restos encontrados pertenecen a Angélica, extrañamente el hallazgo se dio en un lugar que ya había sido “peinado” en múltiples ocasiones por los grupos de búsqueda conformados por voluntarios, añadiendo aún más irregularidades al caso, hasta ahora no hay detenidos por este crimen.
Así como con Angélica, del mismo modo que vimos las lágrimas de sus familiares y la desesperación de no obtener respuestas, así existen miles de casos más, no son cifras, son personas que vieron roto su proyecto de vida derivado de impunidad en nuestro país, tenemos que exigir justicia y esclarecimiento de estos crímenes, necesitamos garantías de que nadie más va a pasar por este martirio, no hace falta vivir una situación así para sentir empatía, ¿Dónde están las personas desaparecidas? Queremos respuestas, vivas se las llevaron, vivas las queremos.