Por Carolina Quevedo
Guatemala es un país conocido por su gran diversidad de indígenas, pero también por sus crisis, poco desarrollo económico, ser uno de los mayores países que expulsan migrantes a Estados Unidos y por la delincuencia que viven sus ciudadanos día a día. La historia de Guatemala es parecida a la de todos los países latinoamericanos, países donde sus ciudadanos han sido siempre oprimidos y hay una lucha constante por liberar sus cadenas. En Guatemala ha gobernado el miedo y este es utilizado como un instrumento para controlar a la sociedad, puesto que es el mecanismo que mejor funciona para los que controlan el país y sirve como advertencia en la narrativa oficial de los gobiernos para ocultar la realidad guatemalteca, de esa forma los grupos de poder se encargan de silenciar a quienes los incomodan o les hacen frente. Favorablemente, últimamente ese miedo ha comenzado a crear un sentimiento de rabia, rabia que se convierte en motivación por parte de la ciudadanía y las víctimas para contrarrestar al poder y construir un nuevo sistema, lo cual ha sido imposible hasta ahorita pero han alcanzado diferentes logros que hacen valer los esfuerzos de cada persona que ha luchado, es un país donde se respira lucha.
Para poder entender a la Guatemala actual se debe de conocer la historia por la que ha vivido y la gran herida que tienen sus ciudadanos. El país, ha tenido uno de los conflictos internos armados más largos de América Latina, después de Colombia. Este conflicto desarrolló grandes heridas en la historia guatemalteca, pero la herida más grande ha sido el genocidio a la población indígena, puesto que los indígenas forman parte de la mitad de la población de Guatemala. Lamentablemente, esta guerra fue silenciada, si se busca en los libros escolares de historia guatemalteca no viene ningún indicio de guerra o conflicto. Ahora es momento de preguntar a los gobiernos “¿Por qué tanto miedo de educar al pueblo?”, pues el peor enemigo de un gobierno es tener un pueblo culto, se encargan de esconder la verdad para no tener que afrontar la revolución, pues saben que solamente han visto por su propio bien, no por el bien del país y mucho menos de los ciudadanos. La narrativa de la historia está totalmente controlada por el Estado y por poderes relacionados a él, deslegitimando la lucha de los indígenas y principalmente a las víctimas fallecidas. El Estado y los poderes relacionados a él controlan los medios de comunicación, por lo tanto cualquier noticia, artículo o método para divulgar comunicación debe de pasar por las manos de estos grupos de poder, lo cual hace muy difícil poder dar a conocer la información real, pero en la actualidad con los nuevos medios de comunicación como el internet es mucho más fácil para la población comunicar las injusticias que les cometieron y que les siguen cometiendo.
El conflicto interno fue provocado por el dictador Ruiz Montt, que exclamaba por televisión nacional discursos religiosos y morales, cuando estaba teniendo una guerra dentro del país y amenazando la cultura de cientos de indígenas, un discurso político sin saliva. El dictador provocó la matanza masiva de miles de indígenas, desapariciones forzadas y violaciones a mujeres y niñas, acto que es imperdonable en cualquier constitución y no negociable ante cualquier tribunal internacional. El conflicto armado duró desde los años 60s hasta los 90s, y se logró llevar a juicio al dictador hasta 2012, 17 años después de que finalizara la guerra. Ha sido la primera persona sentenciada por tribunales nacionales, algo que solo ha pasado en Guatemala y demuestra un buen sistema de justicia. Organizaciones civiles fueron claves, trabajaron de la mano con el ministerio público para poder llevar a cabo el juicio que tanto se anhelaba. Los guatemaltenses veían una esperanza. Pero una semana después anularon su sentencia de 80 años, y Ruiz Montt falleció en completa impunidad. Aquí se demuestra la impunidad que vive el pueblo guatemaltense, se dejó en libertad a un dictador que robo y pisoteo la cultura del país. Este caso como muchos en Guatemala demuestra cómo el sistema por el cual “funciona” el país no sirve y que no solamente es el presidente en mando el culpable, es todo el sistema.
Lo que buscaba y busca Guatemala es reconciliar su historia llena de injusticias, una historia que no ha sido escuchada y que merece ser gritada. La situación por la que ha pasado Guatemala ya ha sido noticia, ya se conoce a nivel internacional, pero lo que se busca es ser historia, lograr que toda esa lucha de años logre cambiar la realidad guatemaltense. Por mientras, hay una realidad muy ruda y triste que sigue viviendo Guatemala, sigue existiendo un sistema estatal que no funciona, y sobre todo que ya no es legítimo para los ciudadanos. Desafortunadamente, esta también es la realidad de la mayoría de los países latinoamericanos, hay una corrupción por parte de los gobiernos que no se ve para cuando llegue a su fin. Pero, se podrá alcanzar la justicia desde la rabia de los ciudadanos que están cansados de que los pisoteen gobiernos tras gobiernos.
Lo que han olvidado los gobiernos corruptos es que no se puede pisotear a un pueblo sin piernas, pero que sigue caminando a pesar de todo. Ellos no pueden apagar su alegría, su coraje, sus ganas de salir adelante.