Por: Jimena Parra Gutiérrez
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La migración es un fenómeno social el cual ha estado presente a lo largo de la historia del ser humano. La migración del hombre desde África hasta Asía hace alrededor de 70,000 años, la migración desde Asía al continente americano hace 12,000 años por el Estrecho de Bering y un sinfín de migraciones históricas, hacen de esto un fenómeno latente en nuestra existencia sobre la faz de la tierra. Lo que define a la migración es que las condiciones de vida ya no sean favorables para las personas habitando dicha zona, en épocas antiguas era porque el clima ya no era el adecuado, la comida era escaza y los recursos limitados, dando paso a buscar un mejor lugar para asentarse. Actualmente la migración se da porque la calidad de vida en su país de origen los obliga a querer buscar una mejor alternativa la cual los saque de este circulo vicioso en el cual el pobre siempre pierde. La migración en Centro América ya está normalizada, especialmente con la creciente ola de migración el pasado 2018 con la Caravana Migrante que llegó a la frontera sur de México con personas provenientes principalmente de Honduras, Guatemala, Belice y El Salvador. Países conocidos por su violencia social y política, donde los derechos humanos no tiene cabida, donde los niños mueren de hambre, donde la educación no llega a los niveles óptimos, donde vivir ya no es una opción. Estas personas fueron forzadas a migrar de su lugar de origen con destino final a Estados Unidos, lamentablemente el proceso no es el más fácil de todos y muchos de los migrantes centroamericanos terminaron varados en diferentes Estados de la República Mexicana.
Es imposible contar con exactitud cuántas personas han emigrado en la Caravana, a finales del 2018 alrededor de 8 mil migrantes de diferentes nacionalidades centroamericanas llegaron a México, más o menos entre 4 y 5 caravanas migrantes solo en los últimos 3 meses del 2018. Después en el 2019 siguieron llegando más, para enero otras 350 personas y a finales del 2019 ya se registraban unas 2,500 personas procedentes de centro américa en México y en lo que va del 2020 unas 3,000 personas han emigrado con esperanzas de tener una mejor calidad de vida. Lo más triste es que la gente que huye de su lugar de origen no sabe que va a vivir una de las travesías más difíciles y violentas de su vida.
Muchos piensan que lo difícil es cruzar a Estados Unidos, pero no saben la pesadilla a la que se enfrentaran al tratar de cruzar de la frontera sur de México hacia la frontera norte. Estar en México siendo un migrante es un peligro, la gente no empatiza con los migrantes, los albergues terminan por correr a los migrantes, las autoridades no tienen compasión, las noches son largas al tratar de buscar un lugar donde poder dormir, los días son pesados al no encontrar comida, la violencia los asecha y la ilusión de llegar a Estados Unidos es cada vez más lejana.
Si analizamos la situación, la migración es un fenómeno social al cual estamos condenados para toda la eternidad a menos que cambiemos la dinámica del sistema. Es una falla en el sistema, que tu gobierno no pueda velar por tus intereses, necesidades y desarrollo económico. Las y los migrantes viven una cantidad inmensa de obstáculos en búsqueda de una mejor vida. Niños y niñas viajan solos en la Caravana, sin nadie que los proteja están expuestos a los peligros de la vida del migrante, son vulnerables a violencia, abusos sexuales, hambre, miedo y frío, esta no es la manera en la que un niño debería vivir su infancia, no es la manera en la que ningún ser humano debería vivir su vida, sin saber si van a tener que comer o donde dormir, sin saber si van a ser deportados, abusados o violentados. Esta falla en el sistema perpetua el desbalance y frena el progreso de las personas migrantes, esto porque migran de su país a otro con esperanzas de mejorar su estilo de vida, pero terminan atorados en un limbo entre si tomaron la decisión correcta o si debieron quedarse en su hogar.
Debemos entender que independientemente de que la migración sea una decisión o una necesidad, no tendrían porque vivir los peligros que viven. Si bien sabemos que el triangulo norte, es una de las zonas más violentas de todo América Latina y salen de sus países esperando ya no tener que enfrentarse con la violencia, llegan a topar con pared al ver que en México tendrán que enfrentar diferentes retos para poder llegar a Estados Unidos. Es deber de los gobiernos encontrar una solución a la migración y evitar que sus ciudadanos busquen de manera ilegal ingresar a otros países buscando mejorar su vida, su vida debería ser optima en su lugar de origen y si deciden irse a otro lugar que sea por gusto y no por necesidad.