Todos estábamos expectantes. Nadie se quería perder la escena. Verlo irse era un anhelo colectivo. Y se fue. Aguantándose un poco la rabieta. Disimulando el coraje. Con el poco rasgo político que le quedaba. Se subió al helicóptero de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de Norteamérica y se fue. Se fue por fin Donald Trump. No asistió a la toma de envestidura de su contrincante. No se llevaron a cabo los protocolos acostumbrados, pero que importa, por fin todo el mundo pudo ser testigo del juramento como nuevo presidente a Jhon Biden y a Kamala Harris como vicepresidenta. Fue un día de fiesta para el pueblo norteamericano que decidió que no podía mantener más en la silla presidencial a ese personaje que tanta ámpula saco durante cuatro años y que hasta el fin, demostró que fue un garrafal error en la política de ese país. Las malas decisiones siempre cuestan y seguro es, que esto no ha acabado. Por un largo período se tendrá que seguir viviendo la búsqueda de la reparación del daño. Fue una gran fiesta, emotiva. De esas que calan. Por que algo que no podemos negar es que los gringos son unos maestros para resaltar su espíritu patriota. Vimos a Lady Gaga cantar el himno nacional emocionada y a Jennifer López entonar las tradicionales América the beatiful y This land is your land, y terminar su intervención en lengua hispana, por primera vez en la historia evocando la frase: “Una nación bajo Dios, indivisible con justicia para todos”.
Volvimos a ser testigo de un gran momento de la historia, por que, así como recordamos el día en que Trump llegó a la presidencia, definitivamente también recordaremos su salida. Biden como todos, no es perfecto y tiene sus lados claros y obscuros, pero no nos queda más que observar y desear que esta nueva era sea más positiva para todos.
Se terminó la festividad con Katy Perry cantando su emblemática “Fireworks” y estoy segura, que ese espectacular cielo coloreado por fuegos artificiales, estuvo dentro de muchos de los habitantes de esa nación que tienen harta esperanza de que su futuro se pinte de mejor color.
Serán cuatro años intensos, no creo que todo se repare de la noche a la mañana. Veremos también como es que de nuestro lado las relaciones liman las pequeñas asperezas que se han dejado notar. El muro fronterizo será gran tema de conversación, ese, que fue una de las grandes armas que utilizó Donald para llegar.
Estamos viviendo tiempos álgidos, colmados de desafíos. Estamos entrando a un proceso largo de vacunación y de recuperación económica y transformación mundial. Necesitamos de mucho trabajo, sacrificio, empatía y visión positiva. La hemos pasado difícil, pero el hecho es, que no nos dejamos derrumbar, que seguimos todos de pie, reconociendo y adaptándonos. Ofreciendo lo mejor que tenemos en vías de mantenernos y demostrar que nada nos va a parar. Tenga presente que este cambio, nos repercutirá a todos, porque no solo se removió un presidente, sino un líder mundial.
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