A veces no sabemos cómo exponer ciertas cosas para expresar realmente lo que queremos decir, y no herir susceptibilidades en nuestros interlocutores. A veces quisiéramos enunciar correctamente y con las palabras precisas nuestro sentimiento ante situaciones verdaderamente difíciles y comprometidas. A veces siento que no entiendo a la mente humana, es tan compleja y difícil de entender que realmente me preocupa.
A veces quisiera huir de la gente que raya en la mediocridad y la maldad, la violencia, y que abunda por todas partes; a veces quisiera alejarme del mundo, experimentar una profunda transformación, una liberación entera, una purificación interior; una abundante eliminación de recuerdos, que perturban mi conciencia y mi equilibrio. Una catarsis plena que expulse espontáneamente todas aquellas sustancias nocivas a mi mente, mi espíritu y mi alma. Una transformación que me haga liberarme de tanta maldad y mediocridad que impera en este mundo. Facundo Cabral decía que su padre le decía que “hay que tenerle miedo a los pendejos porque son muchos”. Pienso que cada quien hace lo que se puede e intenta sobresalir por sus propios medios de una desastrosa hecatombe que es la maldad y mediocridad humana. La vida a veces se torna tan complicada, tanto como nosotros lo permitamos. Tenemos la capacidad suficiente para excluir de nuestra mente y de nuestras acciones, las malas intenciones, las malas costumbres, las malas vibras; todo lo malo que circunda nuestra vida, y es gratis. Todo está en que lo permitamos, en que lo deseemos fervientemente y liberarnos de ello. ¡¿Cómo?! Adoptando radicalmente una nueva manera de pensar y de ser, acompañada de actitudes positivas, emprendedoras, pletóricas de sinceridad y honestidad, tolerancia y respeto, perseverancia y gratitud. A veces cometemos errores, no somos perfectos pero si perfectibles; entonces actuemos en consecuencia, aceptando nuestros deslices, emprendiendo consecutivamente la respectiva enmienda, y aprendiendo de ellos para buscar eliminarlos en el futuro. La tarea no es fácil pero tampoco imposible, es una lucha interna que día con día debemos enfrentar, alejándonos de infundados temores, de falsas ideas de progreso fácil, de malas compañías que nos inciten a cometer ilícitos o atropellos. Aplicando un amplio sentido común, salpicado de plenos valores morales que al postre vengan a enriquecer nuestra cultura e idiosincrasia, tan decadente y vilipendiada.
Reflexionemos un poco en esto preguntándonos si realmente merecemos más de lo que tenemos o tenemos más de lo que merecemos. La respuesta está en usted mismo, en nosotros mismos, y yo pienso que debe mediar un equilibrio al respecto; después de todo, estamos mejor que si estuviéramos peor, ¿no lo cree usted? Nuestro paso por esta vida es muy corto, que la verdad no deberíamos perder tanto tiempo en quejarnos ni en criticar a nadie. La vida misma hace lo que puede, y lo que nosotros le permitamos que haga. Téngase fe. Perdone, ámese, espere, confíe, tolere, respete. A veces es necesario hacerlo. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.