- No toman en cuenta el derecho de los niños y los jóvenes a la educación
Facundo Bartolo Salazar
Martínez de la Torre, Ver.- Los jóvenes se preocupan ante las protestas de los maestros, quienes comienzan a hacer sus movilizaciones en diferentes puntos del estado de Veracruz y definitivamente podrían paralizar las actividades en las escuelas de los diferentes niveles educativos, sin tomar en cuenta los derechos de niños y jóvenes a la educación, pues tal parece que a los docentes solamente les interesa cobrar sus sueldos y sus prestaciones, y no ser evaluados, sin mencionar siquiera a sus alumnos, señaló Alexis Tapia Pazos, dirigente juvenil de Mujeres y Hombres en Busca de una Vida Mejor.
El entrevistado manifestó “tenemos el temor de que los niños y jóvenes nos quedemos sin clases, ya sea porque los maestros tomen las escuelas o acudan a las manifestaciones, corriendo el riesgo de afectar sus calificaciones y aprovechamiento, echando a la basura el esfuerzo de los padres de familia”. Insistió en que los alumnos es lo último en que piensan los maestros, quienes se inconforman por sus intereses personales, sin que quede claro si realmente esas movilizaciones donde parece que participan delincuentes, tendrán algún beneficio para las escuelas o las familias en si, tal como lo argumentan algunos docentes.
Tapia Pazos dudó que los maestros tengan muy buenas intenciones hacia sus alumnos y sus familias, pues basta con ver las acciones de los directores de ciertas instituciones educativas, cuya honradez queda en tela de juicio, pues se presume que en contubernio con el comité de padres de familia se apoderan de las cuotas y del dinero de las inscripciones, sin que nadie rinda cuentas de esos recursos. Por supuesto, tampoco se notan las mejoras que prometen al momento de imponer las cuotas que con tanto esfuerzo aportan los padres de familia y que al parecer van a parar a los bolsillos de maestros y padres de familia sin calidad moral ni ética.
Dijo estar en desacuerdo con que los maestros hagan plantones y bloqueos que afecten las actividades económicas de ciudades enteras e incluso estados enteros, pues los ciudadanos en general no tienen por qué pagar el precio de la insistencia de los docentes por conservar a toda costa sus privilegios, pero sin evaluarse como lo hace todo profesionista, por voluntad propia o por exigencia de sus clientes y el mercado laboral.