El estado es el encargado de proveer todo lo necesario para que los habitantes puedan tener los servicios y oportunidades, así como la aplicación de la ley, pero ¿hasta qué punto debe interferir el estado en el bienestar ciudadano?
En el caso del Estado Mexicano existe una larga historia sobre el actuar gubernamental; sin embargo, nos enfocaremos en esta ocasión con las ayudas sociales, un tema muy interesante, que para algunos resulta una obligación por parte del gobierno, para otros un gasto excesivo, pero lo que es cierto es que estos forman parte de la vida política, administrativa y económica del país.
Es bueno darle un vistazo a los antecedentes, que se remontan desde el Maximato, periodo de transición institucional donde los problemas ya dejaban de resolverse a balazos y empezaron a manejar las negociaciones, aunque con el pasar la década de los años 30s, nos encontramos que el sector social va teniendo más voz, debiéndose en su mayoría a los sindicatos y grupos colectivos como PEMEX que fue de los primeros en tener injerencia política. Te debes estar preguntando qué tiene que ver con las ayudas sociales, pues la realidad indica que conforme aumentaba la influencia política de estos grupos, más exigencias salían a flote, es por ello que los gobiernos posteriores comenzaron a darles ayudas tanto monetarias como en materia ya sea comida, medicinas, vivienda y mucho más, que si lo ves en retrospectiva eso no es malo pues ayuda a la población, pero ahí mismo radica el problema, pues la gente no puede depender siempre del gobierno y no ser productiva para tener un mayor desarrollo a nivel país, pero al parecer la presión política y colectiva fueron incrementando según pasaron los años, pues con el auge petrolero de mitad de siglo, se pudieron dar la oportunidad de incrementar las ayudas, hasta que eso tocaría fondo en los 70s y 80s, pues las respectivas crisis económicas que se suscitarían en ese lapso, desataría una hiperinflación que no se arreglaría dando más dinero a la gente para comer.
Para la década de los 90s se crearían programas sociales en forma como Solidaridad, un antecedente a programas más recientes como Progresa, Prospera o Becas del Bienestar Benito Juárez, aunque se lograron financiar tanto por deuda como por la apertura comercial que permitiría inversión extranjera, cosa que no cambiaría hasta el día de hoy pues la única diferencia es la evolución de estos programas, pues conforme pasaron los gobiernos, fueron cambiando los nombres o estructuras de estas ayudas pero la idea permaneció intacta.
Con esto vemos a que la población se comenzó a familiarizar y depender negativamente de estos apoyos, pero no es su culpa, pues los malos salarios, las pocas oportunidades de desarrollo individual, así como un insuficiente poder adquisitivo, dejaron a gran parte de la ciudadanía dependiente de todo el asistencialismo social posible.
Haciendo un comparativo, tenemos que este caso no es exclusivo de México, pues en la mayoría de países de Latinoamérica si se nota la gran injerencia del asistencialismo social, pues en países como Argentina se ha incrementado, a la vez que se disparan los impuestos, otros países que también están muy sujetos a esto son Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y el más extremo es Venezuela que deben tener vales de comida por la hiperinflación que no permite comprar ni una triste barra de pan.
En el caso de USA tenemos que existe el asistencialismo, pero no es tan excesivo y trata de darlo de forma que lo paguen siendo productivos, así como Canadá que tienen culturas mayormente de retribución según tu esfuerzo, por lo que el asistencialismo innecesario le ven muy mal en la cultura colectiva estadounidense por ser simplemente gastos grandes, cuando menos en la mayoría de personas productivas.
En Europa hay más cobertura de asistencialismo, pero la menor cantidad de habitantes y la mejor calidad de vida respecto a México hacen muy innecesarios esos apoyos, por lo que se administran mejor.
Con esto concluimos que las ayudas sociales son hasta cierto punto importantes, pero si solo se toma de esto para hacer política y no se invierte en la oferta de oportunidades de desarrollo integral para una mejor calidad de vida, simplemente mantenemos un círculo vicioso que comprenden en ayudar a las personas a sobrevivir su día a día pero sin progresar, lo cual puede explicar que más del 50% de mexicanos viven en pobreza extrema y necesitan estos apoyos para comer, significando que no se exija un mejor servicio de salud, educación, más oportunidades para emprender y una mejor vida laboral.
Es momento de reflexionar, pues con el solo hecho de dar asistencialismo social por tener aprobación ciudadana y ayudarles a sobrellevar su día a día sin tener una seguridad individual y colectiva en todos los ámbitos, nos deja muy lejos del progreso y desarrollo que siempre nos promete el estado sin importar gobiernos, por lo que debemos comenzar a exigir lo verdaderamente importante para tener mejores oportunidades y no depender de lo poco o mucho que pueda dar el Estado Mexicano, convirtiéndose en un lastre necesario, o ¿Qué opinas?