26 de Abril de 2024
 

Reforma Electoral: Batalla de Egos / Por Jorge Luis Borboa

 

 

Ya se ha escuchado sobre la muy sonada iniciativa de reforma electoral que en unos días entrará en discusión en la Cámara de Diputados, indicando la batalla por su aprobación, cosa que cambiaría todo lo que confiere a la democracia mexicana donde no se puede ver con totalidad se sería positivo o negativo pero lo que es cierto es que rompería con la institucionalidad democrática que ha caracterizado al país desde 1990.

Para entrar en contexto, esta iniciativa propone cambiar de nombre y atribuciones al INE, además de elegir a sus consejeros de manera popular y no por el legislativo, además de reducir su presupuesto y eliminar los órganos electorales estatales, con la particular disminución de diputados y senadores plurinominales, además de disminuir presupuesto destinado a los partidos políticos para que tengan su financiamiento privado.

Si se plantea en idea, la mayoría de estas no suena mal ya que es cierto que si existe una representación más directa, el poder legislativo adquiere mayor legitimidad, aunque si se elimina también puede dar pauta a que haya mayorías que no den voz ni voto a la oposición, además de que si se eligen consejeros electorales de forma popular se corre el riesgo de que sean por cuestiones políticas y no por su conocimiento técnico electoral por lo que se vulnera el INE con la intromisión presidencial en lo que compete a una institución independiente.

Todo esto puede desembocar una guerra de egos sobre quien tiene la razón ya que el propio presidente se ha encargado de ello, además de que la oposición se ha encargado de demostrar que ellos tienen la razón en que el poder ejecutivo quiere destruir la democracia, pero ninguno de los dos ha llegado al consenso sobre lo que, si se puede aprobar y lo que no, pero como todos sabemos, así son la mayoría de políticos mexicanos.

Es importante recalcar que muchas cosas de la iniciativa darían pauta a que el estado se entrometiera de lleno en cuanto a temas electorales, recordando que ya de por sí lo hacen, sería un cambio extremo.

Haciendo un análisis históricos, recordamos que antes la materia electoral era atendida por la SEGOB, cosa que daba total facultad al estado de hacer lo que querían y eso se remonta al siglo XX cuando el PRI era el partido hegemónico y nadie podía hacerle frente, cosa que cambió con la llegado de José López Portillo a la presidencia ya que su secretario de gobernación, Jesús Reyes Heroles fue el artífice de la transición a una democracia abierta y con mayor participación de la oposición, cosa que daría pauta a unas elecciones controvertidas 12 años después, en 1988. A partir de los polémicos resultados, en la presidencia de Carlos Salinas de Gortari se crea el INE, con el propósito de hacer una extensión del rubro electoral sin tanto control del estado. Pero no sería hasta la presidencia de Ernesto Zedillo cuando se le daría la autonomía al INE, consolidando así la transición de 1976, es decir más de 20 años después.

Ahora que conocemos el gran camino que tuvo que recorrer este órgano electoral, sería una tragedia que se diera un retroceso por algunas cláusulas de la iniciativa, que de aprobarse se confirmaría un atraso porque sería imposible que el ejecutivo no interviniera a favor de sus allegados en cualquier ejercicio electoral por lo que es de cuidado lo que se propone.

Por supuesto que no todo es malo ya que una reducción de presupuestos a partidos, permitiendo la inversión privada sería lo mejor, además de un cambio en cuanto a los plurinominales pero que no esfume la participación de la oposición y su inclusión en el voto legislativo.

Viene un debate interesante ya que se teme darán opiniones de lo más superficiales e ideológicas con el propósito de dividir y confrontar cuando debería hacer una crítica de fondo y cambiar lo que no beneficie a la democracia mexicana, aunque eso sería mucho pedir para la calidad de legisladores que se tienen en San Lázaro, cuando menos en su mayoría.

Se puede concluir que esta reforma será junto con la de la GN, las más importantes del sexenio del presidente López Obrador, que pueden transitar a una innovación o vulnerar la democracia a niveles deplorables, cosa que sí está pasando, por lo que es nuestro deber ciudadano opinar y criticar con todo fundamento, además de exigir.

Es momento de reflexionar, pues la democracia en nuestro país siempre ha sido de muchos obstáculos, añadiendo un desarrollo lento por lo que una mala decisión puede cambiarlo todo para mal, aunque si se lograr negociar, criticar y corregir lo que no tenga cabida en una buena reforma, podría ser el acierto que de alguna manera compense un poco el error de GN, aunque eso está por verse ya que hay 3 opciones: la aprobación unánime por buen acuerdo, la aprobación por coerción y amenazas o la desaprobación por división, que desgraciadamente es más probable que pase uno de los últimos escenarios o ¿Qué opinas?