El pasado 7 de diciembre ha sido una fecha que seguramente el hermano pueblo peruano no olvidará. Su presidente hasta ese día, Pedro Castillo se adelantó a una votación de vacancia presidencial y anunció por la mañana en cadena nacional la disolución del Congreso y la instauración de “un gobierno de emergencia exepcional” que en otras palabras es: un golpe de estado.
Después de las 12 del día, las Fuerzas Armadas ya habían dado la espalda al Ejecutivo, la Cámara lo había destituido y minutos despues lo arrestaron. El descontento que los peruanos tenían ante Castillo estuvo latente desde el primer día de su elección, la cual ganó con artilujios izquierdistas bastante cuestionables, enfundado en el personaje del maestro de pueblo, alejando de la opulensia, que deseada darle a los mas pobres lo que nunca han tenido, alejando el poder de costumbres capitalistas, les suena conocido el discurso?
No es sorprendente que su mandato haya tronado de esta forma, la inmadurez política del país, han ido de mal en peor, seis presidentes en cuatro años, vacancia tras vacancia, elecciones extraordinarias y un cuento de nunca acabar, porque la corrupción esta a flor de piel en todas las instancias, porque no hay realmente una propuesta solida y obvio, porque los electores acaban eligiendo al menos peor, pidiendole a Dios que todo salga mejor que con el anterior, pero sin una propuesta de trabajo real. Por lo pronto la estafeta recayó en Dina Boluarte.
El presidente de México Andrés Manual López Obrador siempre ha estado muy interesado en la política izquierdista sudamericana, se podría decir que es parte de una club bastante controversial (conformado por José Pedro Castillo Terrones de Perú, Alberto Ángel Fernández de Argentina, Miguel Díaz-Canel por Cuba, Iris Xiomara Castro Sarmiento de Zelaya de Honduras, Daniel Ortega de Nicaragua Nicolás Maduro de Venezuela) siempre ha manifestado apoyo sin tapujos a sus “amigos” presidentes en situaciones vulnerables. No podemos olvidar el asilo político (aunque se manejo diplomáticamente por razones humanitarias) se le brindó a Evo Morales, ex presidente de Bolivia en 2019, porque según ellos, la vida de Morales y su integridad corrían riesgo. Y como muchos recordarán por acá tuvimos a Evo, usando escoltas y vehiculos de estado mayor presidencial, causando descontento a muchos.
Pero volvamos al caso Perú. Andrés Manuel ni tardo ni perezoso, a hora y media de los sucesos, lanzó apoyo a Castillo, lamentó los hechos y desconoció implicitamente a la nueva mandataria y para que el combo fuera completo, dijo que todo lo que pasaba se debía a una “falla de origen”, pero que había que respetar la voluntad del pueblo y esta era la elección limpia de Castillo como su presidente, responsabilizando a las elites económicas y políticas como causantes de los hechos la cancillería declaró en “pausa” las relaciones con Perú. Obviamente en el vecino país rapidamente condenaron el injerismo de obrador en asuntos internos, pues también como para coronar la postura, Andrés, hablo de asilo para Castillo, (aunque este jamás lo pidió formalmente) pues al parecer la capa de salvador no se la quita, demostrando lealtad al grupo de izquierda.
Mientras tanto en Perú ya van en 20 el número de personas que han perdido la vida, los disturbios en diversas regiones no paran, se habla de imposición de toque de queda para fines de año, las escuelas han regresado al trabajo en línea. Lamentable que vayan saliendo de los protocolos de pandemia, intentando estabilizarse de nuevo, para rematar 2022 con estos sucesos. Ojalá puedan ellos mismos resolver, porque no le toca a nadie más que a ellos lograrlo. Y Andrés… debería concentrarse en lo que pasa en su casa que en la del vecino.
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