El éxito
“El éxito es la utilización máxima de la habilidad que tienes”. Dice Zig Ziglar, un escritor estadounidense. “El éxito es el resultado de la combustión espontánea. Uno mismo debe aprender a generar el fuego”. Decía Gabrielle Colette, una novelista francesa. “Encuentre una misión en su vida y encontrará el éxito y la felicidad”. Dijo William Walker, un médico, psicólogo y abogado estadounidense. “El alma que no tiene un objetivo establecido se pierde a sí misma”. Dijo Michel de Montaigne, un novelista francés.
“El éxito no es una lotería ni ningún otro juego de azar. Tampoco llega como inspiración divina a unos cuantos escogidos. El éxito verdadero es producto de una búsqueda meditada, racional, esforzada y apasionada. El éxito se genera como el fuego: primero, una chispa se convierte en flama soplándole; después, cuando el fuego se ha esparcido, se le sigue soplando para darle el oxígeno requerido para la combustión. Si cesamos de alimentarlo, el fuego muere. Lo mismo ocurre con el éxito: podemos perderlo si no lo nutrimos diariamente con pensamientos y obras positivas; si no tratamos de ser mejores todos los días, aunque sea un poquito”. Lo menciona Luis Castañeda en su libro: “Frases que cambian vidas” de Editorial Panorama. Decía también Víctor Frankl, un neurólogo y siquiatra austriaco autor del libro “El hombre en busca de sentido”, que “El éxito, como la felicidad, no debe perseguirse, sino seguirse. Y eso sólo es posible como efecto secundario de la dedicación personal a una causa mayor que uno mismo”. Y así podría seguir citándole frases y frases relativas al éxito, pero lo primero que debe usted descubrir es cuál es la misión de su vida, porque así despertará cada mañana con una reserva ilimitada de energía y entusiasmo. Todos sus pensamientos estarán concentrados en su objetivo. No tendrá tiempo de perder el tiempo. El poder de la mente no se malgastará en pensamientos insignificantes. Automáticamente se borrará el hábito de preocuparse y se volverá mucho más eficaz y productivo. Tendrá un profundo sentido de la armonía interna, como si algo lo guiara para realizar su misión en la vida.
Todos debemos tener un objetivo que avive las llamas de nuestro potencial interior para seguir adelante viviendo el presente, sin que nos consuma una innecesaria e interminable preocupación por todo que nos prive de nuestra vitalidad natural. La vocación es un adelanto de su misión en la vida, es un anticipo; sin embargo, es muy común que con el tiempo abandonemos lo que fuera la vocación porque nuestros intereses personales hayan cambiado. Tener y lograr metas a lo largo de nuestra vida ayuda a definir nuestra misión. Sólo la búsqueda decidida y racional nos permitirá encontrarla cuando menos lo esperemos. No permita que las preocupaciones diarias logren que se escape su preciada energía mental, y desaparezcan su creatividad, optimismo y motivación en todo lo que emprenda. Siempre que usted esté plenamente convencido que sus esfuerzos producirán los efectos deseados, no claudique, no desvanezca, conserve la voluntad, el entusiasmo, téngase fe. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.