28 de Noviembre de 2024
 

Panoramas de Reflexión

La escuela

 

No existe lo que llamamos realidad objetiva o mundo real. No existen los absolutos. Algo que parece una tragedia para alguien, puede contener la semilla de una magnífica oportunidad para otros. Lo que separa en verdad a las personas alegres u optimistas de las que están sumidas en la desdicha, es la forma de interpretar y procesar las circunstancias de la vida.

Había una maestra de una escuela primaria, que adoraba enseñar y trataba a sus alumnos como si fueran hijos suyos, alimentando su mente con enorme bondad. Su lema era “Vale tanto tu determinación como tu inteligencia”. Toda la comunidad la conocía como una persona que vivía volcada hacia los demás, que servía desinteresadamente a quienes la necesitaban. Por desgracia, su escuela que había sido testigo silencioso del paso de generaciones de colegiales, sucumbió a las llamas de un incendio provocado por un pirómano. La comunidad entera sintió su pérdida. Pero a medida que pasaba el tiempo, la cólera dio paso a la apatía y la gente se conformó con el hecho de que sus hijos no tuvieran una escuela dónde ir. Ella era optimista, supo ver una oportunidad en lo que había sucedido. Explicó a los padres que todo revés aporta un beneficio igual si uno sabe buscarlo. El incendio ocultaba un regalo. La escuela que había perecido era vieja y decrépita. El techo tenía goteras y el piso se había pandeado bajo los millares de pies que habían pasado por allí. Ahora tenían la ocasión que habían estado esperando para sumar sus fuerzas y construir una escuela mucho mejor, una escuela que sirviera a muchos otros niños en el futuro. Y así, impulsados por aquella mujer de sesenta y cinco años, sumaron esfuerzos y aunaron sus recursos colectivos y reunieron fondos para edificar una nueva escuela, como ejemplo palpable del poder de la gente frente a la adversidad.

No importa lo que nos ocurra en la vida, porque tenemos la capacidad de elegir nuestra reacción. Cuando consigamos arraigar el hábito de buscar lo positivo en cada circunstancia, nuestra vida pasará a sus dimensiones superiores, y todo empieza sabiendo utilizar nuestra mente con eficacia. Todo éxito, ya sea material o espiritual, empieza en los pensamientos que introducimos en nuestra mente. Controlando los pensamientos y la manera de reaccionar a los acontecimientos de la vida, empezamos a controlar nuestro destino. No hay errores en la vida, sólo lecciones. No existe una experiencia negativa, sino sólo oportunidades que hay que aprovechar para avanzar en nuestra superación personal. De la lucha surge la fuerza. Incluso el dolor puede ser un buen maestro. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

 

Luis Humberto.