La naturaleza es el arte de Dios
Cada vez que tengo la oportunidad de observar la belleza que la naturaleza nos brinda a diario, no puedo más que reconocer y admirar su grandeza. Tenues rayos de luz que se filtran por entre las sombras que producen los árboles al atardecer, amarillas hojas muertas caídas alrededor de los árboles en otoño, abundantes musgos que brotan sobre las raíces salientes de los árboles bañados del rocío matinal, juguetones y alegres pajarillos que revolotean en rededor de sus nidos al amanecer. Y tantas otras pequeñas cosas más, bellas todas.
Es vasta la majestuosidad que aún podemos observar en todo lo que nos rodea, que no nos queda más que reconocer que la naturaleza es el arte de Dios. Mucha gente carece de tiempo suficiente para detenerse a contemplar un poco más de estas bellezas naturales, porque permanece cautiva dentro la jungla de asfalto que nos rodea y nos absorbe con el trabajo diario, tan necesario para nuestro sustento. Es quizá principalmente por esta razón, que no nos detenemos a apreciar y valorar la naturaleza. No esperemos a que las carencias nos alcancen para empezar a valorar más los todavía abundantes recursos naturales con que contamos. Cuidemos el ambiente que nos rodea respetando la naturaleza a través de muchas acciones que podemos emprender, comprometiéndonos tal vez un poco más con el ambiente y con nosotros mismos. A diario nos encontramos con gente que hace caso omiso de muchas reglas de urbanidad que necesitamos cumplir todos para gozar de una vida mejor; y de paso, protegeremos más nuestras alcantarillas, evitando que se azolven cuando lleguen las ya escasas temporadas de lluvia. Por favor, si ya pasó el camión de la basura por su calle, no deje sus desechos en las banquetas. Absténgase de quemar basura en sus patios. No tire basura en las orillas de los caminos rurales o de las carreteras estatales y federales. Tampoco consuma demasiados productos que generan basura en exceso. Aguarde siempre el camión recolector. Es molesto tener que guardarla pero considere que es mejor estar pendiente de aguardar el momento apropiado para desprendernos de ella. Existen muchas otras prácticas humanas que son nocivas para el medioambiente, todo depende de nuestro sentido común que apliquemos para evitarlas. Recuerde que todavía estamos a tiempo. No olvide que todos ocupamos esta casa común que es el planeta, y es nuestra responsabilidad cuidarla. Leonardo Boff dice que: “hay mucha frustración y tristeza, porque hay hambre, sed y destrucción de la Tierra. Todos en nuestro interior rechazamos la idea de que gran parte de la humanidad y de los seres vivos van a desaparecer”. Las autoridades municipales están realizando actualmente un enorme esfuerzo permanente para mantener limpia nuestra ciudad, contribuyamos con ellos acatando las reglas de urbanidad que les mencionaba, es por nuestro propio bien.
Leonardo Boff nos ofrece con sus palabras una bella reflexión al respecto: “Fuimos puestos en el jardín del Edén para cuidarlo, para garantizar la sustentabilidad. Podemos ser el Ángel bueno que cuida de la creación. Pero también podemos ser el Satán que quiere destruirlo. Nos damos cuenta que la Tierra es nuestra casa. Pero esta casa está enferma, sobrepoblada, deforestada, contaminada. El reto es proteger la casa común, porque no tenemos otra para habitar. Y esta casa es también la casa de Dios, que nunca ha dejado de caminar por ella”. Protejamos el ambiente. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.